viernes, 7 de junio de 2013

El ser, el tiempo y otros cuestionamientos: Martin Heidegger.



Todos los humanos somos curiosos y cuestionadores por naturaleza y profesión. Esta es la característica más desarrollada en un hombre que, gracias a sus ideas, se pudo lograr un avance en la comprensión del ser humano por excelencia.

Nacido en 1889, y educado e influenciado por los filósofos Rickert y Husserl, Heidegger se vió realmente afectado y capacitado de responder y objetar varios pensamientos que flotaban por doquier. Escribió El ser y el Tiempo, su obra maestra, en 1943, dando parte al ser y al tiempo mismo en un plano completamente existencial.

A Heidegger no le preocupaba la existencia humana, como a muchos autores, sino el motivo del ser en general. No se consideraba propiamente existencialista pues, para ello, tendría que solo limitarse a cuestionar la relación del ser y la conciencia misma sin antes analizar todo lo que lo rodea.  Para analizar todo lo que nos rodea, el juraba y perjuraba que la filosofía es el único vehículo para averiguar todo lo que está a nuestro alcance, y para poner a nuestro alcance lo que no está.

Asi mismo, excluía a las demás ciencias de ese precepto, pues aquellas mismas ciencias, están limitadas a observar todos los fenómenos en un solo campo ya que carecen de esa universalidad tan perfeccionista.

Tenemos que encontrar el dasein, como el llamaba, al núcleo y centro de la existencia del ser humano, la escencia del ser y estar siendo, el ser supremo de toda la creación, propiamente dicho. A su vez, el único pastor del ser somos nosotros mismos, solo nosotros podemos manipularlo y maneabilizarlo a nuestro antojo para nuestra completa satisfacción.

Cuando el dasein muere y se dejan las preocupaciones de lado, se habla de la existencia inautentica, donde no necesariamente se abordan temas sobre desviaciones morales, no. Simplemente se ha perdido el motivo y la angustia de la vida, del existir.
Sin embargo, y como contraparte, tenemos la existencia autentica. Ese estado del hombre donde existe la angustia, una angustia necesaria para plantearnos cuales son nuestras metas y miedos del futuro intangible, donde, a su vez, sabemos que la nada tiene un sentido y que los momentos van a desencadenar un futuro diferente conforme cada situación.

Por último, se ve a la muerte como una posibilidad invencible, donde todo, todo lo que engloba las posibilidades que pueden surgir, se ven desvanecidas y subordinarse a la falta de existencialidad, ya que el ser comienza a ser un todo, un todo intangible. La muerte es algo muy personal y exclusivo, algo que debe tomarse con libertad, ya que el hombre es el único animal que, propiamente dicho, sabe acerca de ese momento y sobre las consecuencias, asi que, sin especular, de la misma forma es el único que sabe que está muriendo, aunque no podriamos decir que sabe que ha muerto. La muerte revela la imposibilidad de existir, la posible imposibilidad de toda existencia humana.

No cabe decir más, que el pasado solo queda en recuerdos, es intangible, el presente es un continuo futuro que se vuelve pasado, y el futuro, el futuro es una consecuencia de las decisiones que  tomamos en cada instante, y junto a el, miles y miles de caminos alternos se dibujan. Tenemos que recordar que, solo podemos tomar uno.

                                                                                       Por: Jorge López

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